Juan Felipe Giraldo, Director División Cárnica de HoCoTec nos regala este emocionante e interesante relato acerca de su rutina en la granja y de la riqueza laboral y personal que adquiere en cada una de sus jornadas.
Cuando me levanto en las mañanas, me surgen algunos interrogantes en mente: ¿Cómo habrán amanecido los cerdos de la granja? ¿Cuántas cerdas parieron la noche anterior? ¿Cuántos lechones promedio por cada una? ¿Hubo mortalidades? Sin embargo, las preguntas no paran de surgir, entonces decido ir para buscar respuesta a cada una de ellas.
Al llegar a la granja porcícola hago una parada por la oficina, preparo todo lo necesario y me dispongo a pasar al filtro sanitario. Procedo a tomar una ducha fría para mejorar el flujo sanguíneo y activar más los sentidos, pues en granja se debe usar el tacto, el gusto, el olfato y la vista para recibir y percibir todo lo que nuestro equipo de trabajo y nuestros cerdos tienen para decirnos.
Uso buen jabón de cuerpo y de cabello para remover todo lo que traigo del exterior, el compromiso con la bioseguridad comienza en nuestro propio ejemplo. Paso a la zona limpia, me pongo mi ropa de zona gris y comienzo la visita.
Inicio por el galpón de gestación y reemplazos, donde pongo sobre mi ropa de área gris el overol y los zapatos correspondientes a esta área. Todas las áreas de nuestra granja se diferencian por colores: azul, amarillo, verde y rojo y todos los elementos de cada área como overoles, zapatos, lapiceros, tablas de apoyar y hasta los bultos de concentrado tienen alguna señal del color del área al que pertenecen.
Hago la rutina de revisión conforme a lo preparado en la oficina, y así voy, de galpón en galpón, dialogando con nuestro equipo humano y observando detalladamente a cada uno de nuestros cerdos.
Termino el recorrido de la mañana y en la tarde me dirijo a la oficina para realizar el análisis de las cifras, detallar un plan de trabajo y posteriormente reunirme con cada jefe de área para concertar los puntos importantes y ejecutar el plan de trabajo que terminamos de construir.
Nos sentamos a evaluar y liquidar lotes de precebo y ceba, evaluando sus consumos. Hacemos lo mismo para lactancia, gestación, debemos planificar la evaluación de la condición corporal de las cerdas. Terminamos con los estimados de consumos de la semana y programación de concentrado, medicaciones o requerimientos especiales en la alimentación.
En seguida empezamos a establecer los planes vacunales de la semana, cantidad de dosis y tipo de vacuna y pedidos de productos necesarios para nuestra farmacia, según el registro de consumo diario.
Luego, reviso la programación de salida de cerdos gordos a mercado, donde es importante considerar cantidad y peso estimado del lote para coordinar la logística del despacho y el recibo por parte del comprador.
Esta rutina me permite tener contacto con todos los elementos fundamentales del proyecto porcino: Nuestro equipo humano, los animales y todo lo necesario para que nuestra granja tenga los mejores resultados.
Existen otros detalles importantes como la programación de montas, que va ligada a la programación de reemplazos y descartes y cerdas con celos atrasados.
En la granja, todos los días encuentro actividades que me permiten enriquecerme personal y profesionalmente. Tengo unos retos muy interesantes desde el liderazgo con mi equipo humano pues mi misión es sacar lo mejor de cada uno de ellos, cada día de la semana, las 52 semanas del año para que mi granja siempre tenga los mas altos estándares. Me enfrento a retos de bioseguridad, control de vectores y signos clínicos que me permiten tomar decisiones clínicas o consultarlas con un especialista de la medicina veterinaria y lograr con esto el máximo confort de mis animales y la máxima productividad.
Así se puede resumir la vida de granja, retos, aprendizaje, alegría, liderazgo y ejecución profesional del conocimiento adquirido. ¡Todo esto permite que te exijas, pues las decisiones que tomes cada día tendrán un efecto importante en los parámetros técnicos y harán que tengas la mejor granja!